El ate es un dulce que podemos encontrar en todo México. ¿Pero cómo nació esta delicia? Conoce su historia.
México está lleno de sabores dulces. Y uno que podemos encontrar en cada rincón es el ate: una pasta hecha con fruta y azúcar que podemos comer solito o acompañar con un poco de queso panela.
¿Pero cómo surgió esta delicia? Nosotros te compartimos su historia.
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La receta del ate surgió durante el Virreinato de la Nueva España, basada en el tradicional dulce de membrillo de España (es por eso que el ate de membrillo es muy popular). La diferencia entre esta y la receta española, es que el ate mexicano se prepara con diversas frutas.
Fue en Michoacán que el ate nació como lo conocemos actualmente.
En 1595, las monjas dominicas llegaron a este Estado, estableciendo allí un convento que estuvo activo hasta el año de 1738. Durante ese periodo, prepararon una jalea con base en pulpa de fruta, el cual conocemos como ate.
Sin embargo, en aquel entonces esta jalea tenía otra nombre. “Ate” era la terminación que se agregaba a la preparación dependiendo de la fruta con el que estaba hecho: manzanate, guayabate, y más.
El ate tradicional lo preparaban cocinando las frutas en trozos a baño María, con todo y cáscaras y semillas, hasta que quedaba suave como pasta. La pulpa se colaba en una malla no muy fina para retirar semillas y trozos duros.
Te invitamos a preparar estas deliciosas brochetas dulces de ate de membrillo y queso para que las disfrutes en tu hogar. ¡A prepararlas!
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