Es cierto: después de disfrutar una deliciosa comida, lavar los platos es la actividad que menos se nos antoja. Sin embargo, nuestra salud se ve favorecida con los beneficios de lavar platos, más allá de tener una cocina reluciente e impecable.
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Lavar platos: una actividad agradable para tu cuerpo
Un estudio publicado en la revista Journal of the American Geriatrics Society, determina que lavar platos influye de manera positiva en la esperanza de vida (es decir, los años que esperamos vivir).
Científicos realizaron un experimento con 6 mil mujeres de entre 65 y 99 años, y registraron su actividad física durante una semana por medio de sensores que monitoreaban su estado de salud. Este experimento tardó 3 años.
Los resultados demostraron que la tasa de mortalidad disminuyó en mujeres que realizaron actividad físicas suaves, entre ellas, lavar platos.
En conclusión, esta sencilla actividad puede disminuir el 12% el riesgo de muerte si se realiza, en promedio, por 30 minutos diarios.
Lavar platos es un momento feliz para tu cuerpo, aunque tú no lo notes.
¿Por qué lavar platos alarga la vida?
Esta actividad física suave tiene grandes beneficios por los siguientes motivos:
- Refuerza el sistema inmunológico debido al contacto que se tiene con diferentes agentes patógenos.
- Disminuye los niveles de estrés, debido al contacto acuoso que tienen las manos con el agua y el jabón, lo cual resulta relajante.
- Unido al punto anterior, el estrés diario disminuye al ver una tarea terminada con satisfacción, por lo que aumenta la sensación de bienestar.
- Lavar platos es una actividad propia del hogar, el cual nos otorga una idea de seguridad y confort.
- Mejora la respiración, ya que es una actividad en la que se requiere cierto ritmo que acompasa el cuerpo.
- Hay un mejor control de las situaciones, pues mejora la concentración y la actividad psicomotriz.
- Es un momento que te permite pensar y reflexionar, por lo que es más fácil depurar los pensamientos negativos.
Así que ya lo sabes: has de lavar platos una parte agradable de tu rutina diaria. Todo está en tu actitud.
Admítelo: no hay imagen que te relaje más que ver tu cocina limpia y en perfecto orden.
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