Acompaña tu bebida favorita con estas donas glaseadas con sabor irresistible.
Esta tarde se antoja para quedarse en casa y tomar tu bebida caliente favorita. ¿Sabes cuál es el complemento perfecto? ¡Sí, unas donas glaseadas! Nosotros te decimos cómo prepararlas súper fácil.
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La dona, también llamada rosquilla, pudo haber tenido su origen en Holanda, a mediados del s. XIX. Sin embargo, no eran tal y como las conocemos ahora. Estas eran simplemente bolas de masa frita en grasas de cerdo que se doraban.
Eso sí, se preparaban con diferentes rellenos hechos de fruta o diversas nueces.
Cuando los holandeses empezaron a emigrar a los Estados Unidos, llevaron sus olykoeks (donas) a su nuevo hogar. Sin embargo, este bizcocho tenía un problema que lo hacía menos atractivo para consumirse: su centro no lograba cocerse adecuadamente, por lo que quedaba crudo.
Hansen Gregory, un capitán de barco estadounidense, tuvo una gran idea: tomó los bizcochos y les perforó un agujero en el centro de la bola de masa. Gracias a este orificio, el centro pudo lograr su cocción perfecta.
Estos bizcochos se hicieron muy populares y a partir de ese momento las panaderías copiaron la idea, haciendo de las donas uno de los panes más populares del mundo entero.
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